martes, 26 de octubre de 2010

Estamos de mudanza

A partir de ahora nos trasladamos a una nueva dirección.
Aquí tenéis la nueva web. Os esperamos!!

lunes, 18 de octubre de 2010

Salida club 17-10-10

A diferencia de lo que solemos hacer, esta semana la quedada grupetil ha sido en domingo. Así que nos hemos vuelto a juntar los chicos del carrascoy para dar pedales, en una fresca mañana como la que hacía hoy. Así nos hemos juntado, primero en Atalayas Juangre, Carlos y yo, y en Alcantarilla nos hemos encontrado con Oscar, Jorg y el cadete. La tirada de hoy, corta, una ida y vuelta hasta Librilla, tal y como hemos solido hacer durante este mes, en espera de ir poco a poco metiendo kilómetros conforme avance la temporada, pero de momento no hay prisa.

Aquí dejo unas fotos de la salida de hoy, en la que ya se empiezan a ver vestimentas de invierno porque el fresquete se va notando, je je....


Hoy aprovecho la entrada del blog para poneros esta imagen de la famosa noria de riegos de Alcantarilla, una olvidada que pasa desapercibida para los que a menudo transitan junto a ella, pero que ha estado ahí, desde la época árabe, dando vueltas incesántemente y viendo pasar el tiempo.

lunes, 11 de octubre de 2010

Salida club 09-10-10

Día gris el que hacía hoy, con cielo nublado, pero buena temperatura.
A diferencia del fin de semana anterior, hoy nos hemos juntado una buena grupeta y hemos salido Juangre, Carlos, Joaquín, Cadete, Oscar, Jorg, un amigo de Oscar que se llama Jose Antonio, y yo. El plan previsto para hoy para la mayoría de los que hemos salido era muy suave, con una ida y vuelta hasta Librilla, excepto Carlos y Joaquín, que en Librilla han continuado la ruta hasta Alhama y después han subido por Gebas.
Hasta Librilla la cosa bastante calmada, rodando tranquilos en plan de cháchara. A la vuelta Jorg y Jose Antonio se han puesto en cabeza y han marcado un ritmo más alegre, que ha hecho que el camino de vuelta se hiciera más rápido.



Como nota característica del día, decir que hemos presenciado lo que podía haber sido un incendio serio, pues en un huerto estaban quemando un gran montón de ramas secas de árboles, y el fuego se estaba extendiendo hacia una zona de pinos próxima. Afortunadamente, hemos visto como los bomberos se estaban acercando rápidamente al lugar, por lo que imagino que la cosa no habrá ido a mayores.


lunes, 4 de octubre de 2010

Salidas club 2 y 3 de octubre de 2010

Fin de semana bajo mínimos. Recuerdo con nostalgia los fines de semana de la temporada pasada, cuando nos juntábamos una señora grupeta. Ahora el grupo que solemos quedar para salir suele ser pequeño, pero no por ello las salidas son menos entretenidas.

El sábado salimos Joaquín, Juangre y yo y fuimos hasta Librilla, a un ritmo suave y sostenido, y pasamos la jornada de palique y charloteo, cosa que hizo que se me pasara el trayecto casi sin darme cuenta. Climatología buena, con un poco de fresco a primera hora, pero con calorcito conforme levanta el sol, y nada de viento. ¿Por qué será que los días más suaves de entrenamiento, son los que mejor tiempo hace? xDD.

Joaquín hoy va de estreno, pues monta las nuevas Mavic Ksyrium SL, que están muy guapas.



El Domingo repetimos el mismo recorrido del día anterior, para variar, xDD. En la grupeta repetimos Juangre y yo, y hoy se nos unen Carlos y Jesús el bombero, al que no veíamos desde hace varios meses.
La mañana estaba un poco fea. Aunque no hacía nada de frío a primera hora como el día anterior, el cielo estaba cubierto, pero sin amenaza alguna de lluvia. Lo bueno es que tampoco hacía nada de viento. Ritmo tranquilo para completar otra jornada de esas que al terminar te dejan con la sensación de no haber hecho prácticamente nada.
El tema del conversación de la mañana estaba monopolizado prácticamente por el affair del posible dopaje de Contador , y de los mundiales de ciclismo en ruta que se han disputado en Australia esta madrugada. Poco que he flipado con los contínuos ataques de Phillipe Gilbert y Cadel Evans dando muestras de su gran clase. Al final Thor Hushovd ha impuesto su poderío al sprint y ha sido el que ha acabado conquistando el maillot arcoiris.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Bye bye summer

Tras el paréntesis veraniego, este fin de semana nos hemos vuelto a juntar para pedalear un rato en lo que más o menos se ha parecido a una salida del club, así que nos hemos juntado sábado y domingo consecutivamente Juangre, Carlos, Joaquín y yo para hacer, el sábado una tirada hasta Alhama, y el domingo, debido a que teníamos menos tiempo disponible, una ruta más corta, yendo hasta Librilla.



Salida muy tranquila, a ritmo de paseo, salvo el sábado que fuimos desde Alcantarilla hasta Alhama tirando de una grupeta de veteranos que se nos enganchó a rueda, a pesar de lo cual, el ritmo no fue muy alto y no nos esforzamos demasiado. Típica salida de echar unas risas, y ponernos al día de como está el mundo tras varias semanas sin vernos por el paréntesis veraniego en las salidas del club.
El Sábado Charlie nos invitó a unas cocacolas por su cumple, aunque en realidad el cumple era Domingo (felicidades tío).


Para los nostálgicos, decir que Charlie vestía un atuendo muy peculiar, el maillot del equipo Reynolds de la década de los ochenta, de aquella grandísima época en la que brillaron con luz propia con ese maillot, los Gorospe, Arroyo, Delgado, y con el que Indurain comenzó a dar muestras de su gran clase. Si no recuerdo mal, con ese maillot ganó su primera etapa de un Tour de Francia, concretamente en el año 89 en Cauterets.

sábado, 11 de septiembre de 2010

ALPENBREVET PLATINUM 2010

(Cronica de Domi)


Hasta este momento la Alpenbrevet era la prueba mas dura a la que me enfrentaba, un año antes ni siquiera había oído hablar de ella y los meses previos ni me había molestado en informarme del recorrido, simplemente sabía que me esperaban 276 kms y 7000 metros de desnivel acumulado, llegaba a este dia sin tenerlas todas conmigo, la preparación había sido buena, con bastante fondo acumulado y buenos resultados en las marchas que había corrido pero en mi interior pensaba que esos 7000 metros de desnivel estaban fuera de mi alcance.
Los momentos previos a la salida me encontraba bastante tranquilo, quizás porque me había hecho a la idea de que no podría terminar o incluso no podría pasar el corte, las únicas dudas que tenía eran que ropa ponerme ¿culotte largo o corto?, ¿camiseta térmica de invierno o de verano?, ¿lloverá o hará sol?, finalmente me decido por el culotte corto y la camiseta y los guantes de invierno, no hay que darle mas vueltas y que sea lo que dios quiera.
Suena el Hallelujah de handel para ponerte aun más la carne de gallina y se da la salida, había hablado con Peri y Juangre de intentar mantenernos juntos toda la marcha pero sabía que sería muy difícil, aun así los primeros kilómetros intento no perderlos de vista hasta ver que sensaciones me iba encontrando, pasamos el repecho previo a Innerkirtchen y rápidamente me doy cuenta de que no voy bien, tengo la sensación de que llevo pegamento en las ruedas, el asfalto agarra muchísimo y me cuesta mantener a Peri y a Juangre a la vista, al comenzar la subida al Sustenpass no se que hacer, si pegarme un calentón para llegar a ellos y decirles que se vallan o quedarme definitivamente, pero si hacía esto lo mismo les hacía perder mucho tiempo a ellos por lo que decido apretar un poco con el fin de que no tengan que esperarme mucho tiempo en la cima. Mas o menos a la mitad de la subida comienza a llover y empiezo a temerme que se van a cumplir mis peores presagios, al principio pensaba que sería poco tiempo pero no podía estar mas equivocado, ni en mis peores pesadillas me hubiera imaginado lo que me esperaba.
Al llegar a la cima me encuentro a Peri que estaba esperándome y le digo que no voy bien, me conozco y sabía que podía recuperarme pero una marcha tan dura y teniendo unas condiciones tan diferentes a ellos iba a ser una carga, así que le digo que no me esperen, prefiero ir a mi ritmo sin presión ninguna, Peri de todas maneras se empeña en ir juntos pero nada mas comenzar la bajada veo que se me va y decido no arriesgar para seguirlo, la carretera estaba muy peligrosa y los precipicios que se veian no invitaban a jugarse el tipo, las vallas de protección( si se las podía llamar así), ponían los pelos de punta, los postes tenían una separación de cuatro metros, así que si tenias una caída las posibilidades de despeñarte por un barranco eran infinitas, algunas tenían una especie de redecilla de protección pero no creo que sirvieran de mucho en caso de caida.

Con mucho cuidado y algo de frio termino la bajada y comenzamos a subir el San Gotardo, no sabía muy bien donde comenzaba la subida, me iba encontrando varios repechos seguidos de descansos y no terminaba de coger ritmo, las sensaciones no eran malas pero ni mucho menos como para pensar en terminar la prueba, aún así me encontraba más animado que al terminar el sustenpass. Llego al segundo avituallamiento y me paro a comer algo y cargar los bidones, recordaba lo bien que me vinieron los platanos en la Murcia-Madrid y me como varios trozos, lleno los bidones y salgo rápidamente viendo que hay que cruzar la carretera y viene mucho tráfico de frente pero llego tarde, hay una cola interminable y la gente no está por la labor de dejarte pasar, así que en un pequeño hueco que veo me meto jugándome el tipo haciendo frenar al coche que venía de frente, el subidón de adrenalina me vino bien ya que en los siguientes kilómetros del Gotardo recuperé las buenas sensaciones, el puerto no se parece en nada a todos los que he subido antes, hay un tramo que transcurre pegado a una especie de autovía colapsada de coches y plagado de galerías y la ultima parte desaparece el asfalto y entramos en una carretera de piedras colocadas como si fueran un puzzle que poco a poco te van machacando el cuerpo y no te dejan coger mucha velocidad, mis cálculos para llegar a Airolo empiezan a fallar, el tramo de piedras no se acababa nunca y empiezo a pensar que me van a desviar para la Golden, el corte era a las 11:15 pero no se porqué yo pensaba que era a las 11:30, al coronar el Gotardo había un caos enorme, veía ciclistas en todas direcciones y no sabía muy bien para donde tirar, por suerte no me equivoqué en ningún cruce y pude llegar a Airolo no sin antes jugarme el físico en mas de una curva para intentar ganar tiempo, al llegar al control miro el Garmin y veo las 11:30 justas, pensando que había pasado el corte me paro tranquilamente en el avituallamiento a comer algo y cargar los bidones, al arrancar de nuevo empiezo a mosquearme ya que no he pasado ningún cruce ni me han desviado para ningún lado, sigo para adelante pensando que me he equivocado en algún sitio hasta que llego a un cruce donde veo a alguien de la organización señalando a sus dos lados, le pregunto por la Platin y me señala para mi derecha, al ver que no me indica nada más doy por supuesto que he superado el corte, los siguientes kilómetros fueron lo mejor de la marcha, la lluvia que había comenzado a caer bajando el Gotardo desaparece he incluso sale el sol, además la carretera va siempre picando hacia abajo y la media comienza a subir, la alegría que llevaba por haber superado el corte no era pequeña, me voy haciendo a la idea de que puedo terminar, ya había superado dos puertos y me recuperaba bien de los esfuerzos, así que en el tramo hasta el Lukmanier como bastante y voy relajado preparándome para el siguiente esfuerzo, los kilómetros pasan volando y al llegar al siguiente avituallamiento mis cálculos son bastante alentadores, inocentemente pensaba que iba sobrado para terminar antes del cierre de control, pero no contaba con lo que se me venía encima, al poco de comenzar a subir el Lukmanier comienza a caer una fina lluvia que enseguida se convierte en un chaparrón, al principio decido no ponerme el chubasquero para no freirme dentro pero al final tengo que parar sin mas remedio ya que iba totalmente empapado. La primera mitad de la subida es bastante irregular, con bastantes descansillos he incluso alguna bajada pero la segunda mitad es mas sostenida y comienzo a encontrarme mal, no llevo ninguna referencia del puerto salvo que se debía de coronar por debajo de los 2200 metros, recordaba que era muy largo pero no tenía ni idea de cuanto me quedaba así que procuro no torturarme mucho y pensar solo en dar pedales, los últimos kilómetros fueron un autentico infierno, la lluvia el aire y esa horrible sensación de no saber si tienes frio o calor hicieron que al llegar al avituallamiento me dieran ganas de retirarme, parecía que se hubiera hecho de noche de repente, estaba en el fin del mundo helado completamente y con un buen pajarón, me tomo un tiempo para decidir que hago pero al ver que el frio aumentaba decido dejarme caer esperando que abajo hiciera mejor temperatura o incluso dejara de llover, pero no fue así, tras subir aún un par de kilómetros y superar un largo túnel comienzo a bajar y a darme cuenta de lo que se me venía encima, el frio era tremendo y la tiritona que llevaba me hacía muy difícil controlar el manillar, quería bajar rápido pero al aumentar la velocidad la bici se me iba y tenía que aflojar de nuevo,al terminar la bajada comienzo a hacer cálculos otra vez y sigo pensando que voy sobrado para llegar antes del cierre de contról pero la lluvia y el frio me tenían muy preocupado, en las dos siguientes bajadas por lógica debería de bajar la temperatura y después del suplicio del Lukmanier no estaba seguro de poder soportarlo.
Al comenzar a subir el Oberalpass me vienen las mismas sensaciones de los dos puertos anteriores, me encuentro muy frio y voy muy atrancado, pero al igual que en los otros poco a poco voy entrando en calor he incluso hay momentos que me encuentro pletórico pero como mi experiencia me dice que esto son sensaciones pasajeras voy regulando todo lo que puedo y guardando fuerzas para el final, por esta zona me encuentro bastante gente, la mayoría con síntomas evidentes de pájara salvo una chavala que me pasó justo al comenzar la parte más dura del puerto, en parte por orgullo y en parte por tenerla de referencia intento seguirla pero me es imposible, las fuerzas están ya muy justas y decido seguir a mi ritmo, los últimos 8 kilómetros son bastante continuos, rondando siempre el 8% de desnivel, conforme me voy acercando a la cima me va dando cada vez más miedo empezar a bajar, en los puertos anteriores mientras subía mantenía algo de temperatura pero en este ya solo sentía cada vez mas frio, lo que me ayudaba a seguir era pensar que ya solo me quedaría un puerto pero al mismo tiempo tenía la duda de si me aguantarían las fuerzas. Al llegar a la cima paro en el avituallamiento y al igual que en el Lukmanier el panorama era dantesco,lluvia, aire, barro y algunos ciclistas por allí tirados, supongo que esperando que fueran a recogerlos, procuro no parar mucho tiempo para no coger más frio pero al montar en la bici la tiritona que llevaba era de campeonato y para colmo la lluvia aprieta por momentos, al poco de comenzar a bajar entro en una zona de niebla y empiezo a pensar en bajarme de la bici, no veía nada y tampoco me quería quitar las gafas para que no me entrara agua a los ojos por lo que me las bajo un poco y así prácticamente a ciegas consigo terminar la bajada, completamente helado y pensando que estaba más lejos de la meta que nunca, en esos momentos me parecía imposible poder subir el último puerto y menos bajarlo.
Justo al comenzar la subida al Sustenpass estaba el último punto de control, iba tan ciego que paso por al lado y ni me doy cuenta, menos mal que por detrás iba un grupo y al verme me pegan un grito y me avisan, ya solo me faltaba que me descalificaran por un descuido, pero dentro de lo malo ahí estaba, a tan solo 17 kilómetros de la gloria y dispuesto a dejarme las poquitas fuerzas que me quedaban por llegar.
Como en todos los puertos anteriores empiezo muy frio y haciendo cálculos sin parar como si fuera una calculadora, las piernas las llevaba vacias pero la cabeza no paraba de hacer cuentas, por muy mal que subiera me sobraban 45 minutos para llegar dentro del tiempo, conforme pasaban los kilómetros la motivación iba aumentando, incluso a mitad de la subida me encontraba bien de fuerzas, por lo menos para coronar dignamente pero cuando por mis cuentas me quedaban 3 kilómetros para coronar comienzo a sentirme mal y en un abrir y cerrar de ojos se me van todas las fuerzas, de ir a 12 por hora paso a ir a 8 sin que cambie la pendiente, que no baja en ningún momento del 8%, la poca gente que había pasado durante la subida me adelantan sin que pueda ni siquiera seguirlos, la crisis era total y apenas tengo fuerzas en las piernas para dejarlas caer, cuando me doy cuenta voy de un lado a otro de la carretera, para colmo me había equivocado en mis cálculos, cuando pensaba que me quedaba menos de 1 km para la cima veo a lo lejos que la carretera sigue subiendo y me quedan al menos 2 kms más pero después de todo lo que había sufrido tampoco me importaba mucho, las cuentas me seguían saliendo y aunque había perdido un cuarto de hora de más en la subida todavía entraba dentro del control por lo menos por media hora.
La cima del Sustenpass se encuentra justo al pasar un túnel, al llegar la alegría que llevaba era indescriptible, había superado los 5 puertos y solamente me quedaban unos 35 kms casi todos de bajada, al final del túnel había gente aplaudiendo y animandote como si hubieras terminado la prueba, por lo menos yo me sentía así, en esos momentos no pensaba que nada me hiciera abandonar, ni siquiera el intenso frio que hacía, comienzo a bajar y enseguida me doy cuenta de que la cosa no iba a ser fácil, voy totalmente empapado y el chubasquero no me quita nada de frio, en cuanto paso de 30 por hora comienzo a tiritar y tengo que aflojar, no puedo pasar de 20 por hora, las pocas veces que puedo mirar el marcador los kilómetros no pasan, se hacen interminables y cada vez tengo más frio, incluso voy dando gritos para ver si entro en calor pero el alivio es momentáneo y cada vez la tiritona es mayor, pensaba que conforme fuera bajando la altitud la temperatura aumentaría pero no fue así, a los 10 kms de bajada el frio era ya insoportable y comienzo a pensar en pararme pero al no ver ningún sitio para cobijarme me veo obligado a seguir, los siguientes kms no paro de pensar en pararme hasta que veo una especie de caseta y no me lo pienso, como puedo me bajo de la bici y me meto dentro a intentar calentarme pero no había manera, incluso tengo más frio a cada momento, enseguida me doy cuenta de que aquí se ha acabado esta aventura y decido llamar a Fabio para que suba a recogerme pero con la tiritona que llevaba el móvil me saltaba en las manos y tuve que volver a guardarlo, así que salgo a la carretera con la idea de buscar alguna casa para pedir ayuda y me doy cuenta de que me había parado justo enfrente de un restaurante, la alegría en esos momentos era inmensa ¡¡¡¡¡¡¡Estaba salvado!!!!!!!, salgo corriendo hacia la puerta y entro como si fuera un toro bravo, todavía recuerdo las caras de la gente que había cenando cuando me vieron entrar, no se me olvidará en la vida, parecía que hubieran visto a un fantasma, pero en esos momentos me daba todo igual, me voy para la barra y cuando intento pedirle una toalla al camarero me doy cuenta que no podía ni hablar, apenas podía balbucear,así que con gestos intento pedirle algo para secarme pero imagino que no le costaría mucho al hombre darse cuenta de lo que necesitaba porque al minuto me había sacado una toalla y me había preparado un té bien caliente que me sirvió para calentarme las manos y poder llamar a Fabio para que subiera a recogerme.
Y así terminó esta aventura para mi, 270 kms, 5 puertos, 7000 metros de desnivel, 10 horas lloviendo y ¡¡¡¡¡¡a 20 kms de la meta!!!!!!, algún dia lo mismo vuelvo a terminarla pero solo los 20 kms que me faltaron jejejeje.
Y no puedo terminar esta crónica sin felicitar a mis dos compañeros, Juangre y Peri por terminar la prueba, yo más que nadie me puedo hacer una idea del calvario que tuvieron que pasar para ser unos “Finishers”.

martes, 31 de agosto de 2010

ADIOS LAURENT


Desde aquí quería rendir un pequeño homenaje a este gran personaje del ciclismo, como ha sido el francés Laurent Fignon.
El parisino nos ha dejado hoy a la edad de 50 años. Fue profesional desde 1982 a 1993. Debutó con 22 años a las órdenes de Cyrille Guimard, en el equipo Renault. De su gran palmarés como ciclista cabe destacar las dos victorias en los Tour de Francia de 1983 y 1984, el Giro de Italia de 1989, y el 2º puesto en el Tour de Francia de 1989 que perdió in extremis en la última etapa cuando vestía de amarillo, ante Greg Lemond por tan sólo 8 segudos.

Mercí Laurent.

jueves, 26 de agosto de 2010

Alpenbrevet Platinum - 14 agosto 2010

(CRONICA DE PERI)

De 14:04 horas que duró mi marcha, unas 13 fueron bajo la lluvia aproximadamente. Para mi ha sido posiblemente lo más duro que jamás he pasado sobre la bici, sobre todo porque no me va nada la lluvia y el frio. La primera subida, al Susten, la hice con buenas sensaciones (a la media hora empezó a llover y ya solo pararía en la bajada de San Gotardo y un rato del llano posterior hasta Biasca más o menos), junto a Juangre. Arriba me quedé esperando a Domi, mientras Juangre ya bajaba para no enfriarse y no confiarse mucho con el corte en Airolo (luego me iba yo a acordar de estas licencias que yo me tomé). Cuando llega Domi me encuentro con la sorpresa de que me dice que iba con malas sensaciones y que esto le superaba, y me dice que nosotros sigamos y que nos olvidemos de él. Nos ponemos a bajar bajo un torrente de agua (bajé como un palo de tieso) y aún así perdí a Domi y ya no lo volví a ver.

Subida a San Gotardo con muchísimo tráfico, lo cual lo hizo bastante agobiante (había momentos que había que levantar el pie de la cola de coches que se formaba por delante, rebasándolos por la derecha), junto con el hecho de que empiezo a mirar el reloj (a las 11:15 fin de la Platinum en Airolo, a la bajada del mismo), los minutos pasan y el puerto no tiene ninguna pinta de acabarse. Para colmo cuanto más se sube y más se abre el puerto, más viento de cara y encima nos meten por la zona de empedrado. Las 10:30, las 10:40,... las 10:50,... y yo que veo que ni corono, ni me acerco a coronar. Voy alternativamente por minutos tirando la toalla, viendo que ni de coña estoy a las 11:15 en Airolo, y por minutos aferrándome a una utópica posibilidad de llegar. A todo esto subiendo ya a bloque (rondando las 170 ppm, acto tan suicida como obligado, pensando en si pasaba el corte y con lo que quedaba por delante, pero ya no quedaba otra, o me moría para intentar llegar en tiempo, o me daban por culo).


Corono a las 11:05, supuestamente quedaban 10 km para Airolo (pero alomehó no quedaban 2 o 3 kms más, dado que el recorrido lo tuvieron que modificar a última hora por desprendimientos en el Grimsel si mal no recuerdo, insertando el San Gotardo, y obviamente no salía todo igual en lo que al kilometraje y tiempos de corte), tenía que bajar a una media de 60, lo que contando con las curvas hacía que tuviera que ponerme a 70-80 en las rectas, habiendo empedrado en algunas zonas de la bajada. O lo que es lo mismo... alomehó llegaba a las 11:15. Aún así bajo como pollo sin cabeza, incluso pasando dando botes por encima de las zonas de empedrado. Además con el cambio de circuito el corte seguía estando a la misma hora, pero tres kilómetros después (del supuesto km 86, al real 89), lo cual unido a la lluvia y al viento acabaron haciendo una odisea llegar en tiempo.

Voy mirando el reloj y como va pasando cada minuto, estoy casi abajo cuando llegan las 11:15, pienso "ya está, se acabó", me abandono un poco y llego al desvío donde están las alfombrillas, paso sobre ellas a las 11:20, no me paro en el avituallamiento deseando llegar al desvío donde pensaba que me obligarían a dejar la Platinum y redirigirme a la Golden, por si habían abierto la mano tras las condiciones meteorológicas sufridas (aunque yo iba pensando que esta gente son "tecnología alemana" y pensaba que seguro que a las 11:15:00 chapaban). Por suerte me equivoqué...

Llego al cruce donde marca para la izquierda a la Golden y a la derecha a la Platinum... el tío de la organización que allí estaba se me queda mirando, le hago un gesto de asentimiento "Platinum?" señalando con el dedo hacia la derecha, y me asiente con la cabeza. Yo no sabía si me había querido decir "continúa, estás dentro" o bien "haz lo que quieras, allá tú, la Platinum es por ahí pero está cerrada ya". Aún así yo pensé que me daba igual, que yo había ido allí a hacer la Platinum y la iba a hacer, ya fuera oficialmente, o ya fuera estando eliminado.

Al rato me coge por detrás un ciclista alemán bastante mayor, y en inglés entiendo que al preguntarle yo, me dice que a él le han confirmado que estamos dentro, que han abierto un poco la mano. La cosa se termina de confirmar cuando llegan por detrás para unirse a nosotros dos un grupo de alemanes, con lo que ya doy por seguro que estamos dentro. Me voy acordando mucho de Domi, pensaba que tal y como llegué yo en lo que al crono se refiere, y sabiendo las sensaciones que él tenía arriba del Susten y el tiempo añadido que habría perdido respecto a mi, daba por seguro que desgraciadamente estaría haciendo la Golden.

Llego al avituallamiento de Biasca y me lo tomo con muchísima calma, me tiro allí lo menos diez minutos... meo (que gusto) y me pego un atracón de comer y beber, parecía que el tiempo ya iba a acompañar (alomehó) y los tiempos de corte posteriores ya eran mucho más asequibles, con lo que salvo debacle física (me encontraba bastante bien) o mecánica, la cosa parecía estar bastante dentro. Estaba muy contento por aquel entonces.

Empezando el eterno Lukmanier empieza a llover otra vez, empieza con llovizna pero cada vez va a más. Así las cosas y con lo que quedaba por delante, ya fuera consciente o subconscientemente, me desconecto y me dedico a subir los puertos rondando las 140 ppm. En este puerto tuve la compañía durante mucho rato de un chaval holandés con el que fui a relevos, que aunque no fueran muy significativos o importantes físicamente, siempre ayuda un poco de compañía bajo la lluvia durante tantas horas. Se para a mear y me quedo solo. Corono. Mucho frío conforme pasan los minutos parado allí mientras como algo. Lleno el bidón de te, lo suelto y entre unas cosas y otras mientras cogía comida, se me olvida cogerlo de nuevo, retomo la bajada sin darme cuenta y cuando llevo media bajada miro al portabidones... ala... sin agua (para beber, porque de la otra tuvimos toda la que quisimos y más). Lo que me faltaba... iba pensando "siempre puedo abrir la boca mirando para arriba"...

Bajo y empiezo el Oberalp, se me hace infinito. Estoy harto de agua, sigo con el piloto automático puesto, eso si, voy haciendo cálculos aproximados y veo que con los cortes y llegada a meta no tengo ningún problema, me sobra entre media hora y 45 minutos.

Llego arriba, le pregunto al tio de bigote que está con un paraguas en el puesto de avituallamiento si tiene un bidón. Alomehó. Pregunto a un par de furgonetas que había por allí y nada de nada. Me empieza a dar una tiritona y pienso "Perico vete pa abajo ya que te van a dar por culo". Bajo este cuarto puerto pasandolo ya bastante mal con el frio. Llego a Wassen, bien en lo que al crono se refiere, me sobraba más de media hora si mal no recuerdo, pero no veo las putas alfombras por ningún lado, voy ahí pensando la gracia que tendría que me hubiera despistado y no hubiera pasado por ellas, ya que las alfombras no estaban en la misma carretera sino que las orillaban hacia las aceras y cosas así. Unos kilómetros más tarde aparecen las dichosas alfombrillas.


Empiezo el Susten. Agua, mucha agua. Se me está haciendo una herida en la parte superior del gemelo izquierdo del roce con la costura del culote "3/4" que llevo, pero uno ya va en ese estado semi-catatónico en el que ya solo lleva una idea en la cabeza. Me voy encontrando durante la subida en varias ocasiones con una furgoneta de la organización que me va dando muchos ánimos pitándome y aplaudiéndome. Me uno a otro holandés muy majo que me dice "good socks!!", en referencia a los calcetines con la bandera suiza que llevaba, nos sonreimos y hacemos juntos la parte final de la subida. Me encontraba muy frío incluso en esta parte final de la subida, lo que no auguraba nada bueno para la bajada. Empezamos a bajar y en ese momento yo me aferro a ir mirando el altímetro, en plan "venga 100 metros menos, ya estamos en los 1500" ... "venga 1300" con una tiritona que hacía que se me moviera la bici en un río de agua. No me podía ni poner de pie a la salida de las curvas de herradura, llevaba el cuerpo totalmente entumecido y era levantarme solo diez centímetros del sillín y era como si el cuerpo me dijera "donde vas?, anda siéntate otra vez". Iba con la intención de mearme encima para coger algo de calor, pero aunque tenía ganas, no podía. También iba rezando para no pinchar, lo cual hubiera supuesto el abandono por ridícula que fuera la reparación a acometer, ya que no podía articular las manos en absoluto y las llevaba hasta acalambradas. Esta bajada ha sido el peor momento de toda la marcha sin duda con mucha diferencia. Hasta que no llegué junto con mi compañero holandés a los 700 u 800 metros de altitud no empecé a encontrar algo más de "alivio térmico", dicha o entiéndase esta expresión con la mayor de las reservas posibles...

Pasamos por Innerkirtchen y subimos el repecho que une esta población con Meiringen, donde se encuentra la meta. Mi compañero holandés se me va unos cincuenta metros en la subida, pero al coronar veo que el buen chaval me está esperando arriba, supongo que con la ilusión de entrar los dos juntos en meta.

Y llega el fatal momento, me quedan 50 metros para llegar a la rotonda que da entrada a Meiringen, cuando veo que un coche que viene de frente y que tiene intención de cruzar la carretera en perpendicular, cuando creo que se va a detener cuando es lógico a nuestro paso... súbitamente cruza y me doy cuenta en esas pocas décimas de segundo de lo inevitable, de que no me salva ni Dios... intento esquivarlo echándome hacia mi izquierda pero nada... hostiaza. Me levanto como un muelle para coger la bici pero el cuadro está partido en dos...

El compañero holandés que iba detrás mía supongo que tuvo alguna décima de segundo más de margen y si pudo esquivar el golpe. Recuerdo al pobre ahí a mi lado un buen puñado de minutos hasta que al final con una cara que no se me olvidará, me dice que se va para la meta.

Allí me quedo yo con la mujer que conducía el coche, su marido que iba de copiloto, y un policía suizo que se presenta allí de paisano y que ha debido ser testigo del accidente. Increiblemente tras esto yo solo seguía pensando en que tenía que llegar a meta. Cojo la bici para irme andando con ella a cuestas hasta la meta (recuerdo perfectamente que pensé "tengo tiempo de sobra para llegar andando") y esta mujer me dice que me acerca medio kilómetro. Así hace y entro en meta andando con la bici en brazos.

Acabo echando un rato en la ambulancia, más que por la caida, por la hipotermia que llevaba encima. Tras un rato, varias toallas y crema calentadora, acabo recuperándome algo y ya luego vendrían las tristes gestiones del accidente con la policía, en lo que hubiera debido o podido ser un momento de gloria para mi que honestamente, bien me merecía tras 14 horas de puro suplicio.

viernes, 6 de agosto de 2010

MARATONA DE LOS DOLOMITAS. Corvara in Badia. (Italia). 04-07-10


“Que me maten si hoy tengo ganas de pedalear”.
Con ese pensamiento me he levantado por la mañana. Durante mi trayectoria ciclista han sido muchos los madrugones que he tenido que pegarme para ir a entrenar, o para ir a correr una marcha, pero el madrugón de hoy me ha dejado marcado. Quizás se ha debido a que llevamos una semana intensa subiendo puertos y el cansancio va haciendo mella en el cuerpo y lo que nos pide ahora es dormir y descansar.

4.30 a.m. suena el despertador, pero nadie tiene ganas de levantarse.
Hoy tocaba madrugar bastante, a pesar de estar solamente a apenas 10 km. del lugar de salida de la marcha, pero la salida se efectuaba a las 6.30 y las carreteras las cerraban al tráfico a las 5.30 por lo que teníamos que madrugar bastante para poder llegar hasta Corvara con la furgoneta.
Al rato se hace inevitable el tener que levantarse y poco a poco nos vamos todos poniendo en función. Tratamos de comer algo, pero a esas horas no entra nada en el cuerpo, así que pasé un poco del tema, y puesto que hoy no íbamos a ir en plan competitivo, no desayuné casi nada y salí a la marcha con la intención de “abordar” los avituallamientos en carrera. Incluso salí sin comida en los bolsillos y solamente me eché un par de plátanos en el maillot para matar el gusanillo los instantes previos al salir a la marcha.

Amanecer en Corvara, con el majestuoso Sassongher, de 2.665 mt. de altitud presidiendo la zona

A las 5.30, con los primeras luces del alba llegamos a Corvara y el ambiente ciclista ya es tremendo. Fabio, que no participa en la marcha, se quedó sobando la mona en el apartamento. Poco a gusto se tuvo que quedar, durmiendo plácidamente y nosotros pasando sueño, frío y miseria los instantes previos a la marcha. Poco a poco se va llenando la zona de coches y de ciclistas, y el ambiente se va animando. La palabra desidia puede definir a la perfección lo que yo sentía en esos instantes. Recuerdo que fue salir de la furgoneta y notar el frío intenso que hacía, y pensé: “juro que hoy no corro la marcha”, xDD. Yo creo que los demás estaban igual que yo. Joaquin me confesó que a él le pasaba lo mismo, y que bastaba que alguien propusiera el irse al apartamento a dormir para irse con él. En poco tiempo tenemos las bicis preparadas y nos dirigimos hacia el lugar donde estaba nuestro cajón de salida, el “Wasteiner”, situado en la población de La Villa, a unos 5 km. de Corvara.


De izquierda a derecha, Ferni, Carlos, Joaqui, Peri y Fran.
Mucho frío a esas horas de la mañana y pocas ganas de correr la marcha.



6.30 a.m. La Villa, lugar de partida de la Maratona. Instantes previos a la salida.


A pesar de ir abrigado con el chubasquero, pasé una rasca tremenda en el trayecto para ir a la salida. Una vez allí, nos tocó esperar un buen rato a que dieran la salida. A eso de las 6.45 comienza a moverse un poco el pelotón y vamos avanzando algo, pero más adelante se vuelve a parar y tenemos que esperar un rato más parados, y a eso de las 6.50 comienza a moverse ya de verdad el gran grupo, y al fin, nos ponemos en marcha. Frío, mucho frío el que pasé durante el inicio de la marcha. Tanto frío llevaba encima que el primer puerto lo subí con el chubarquero puesto, como hiciera Fabio en la Larrau de 2007, y no me lo quité hasta llegar al segundo puerto. Los primeros kilómetros son en falso llano ascendente hasta llegar a Corvara, donde se inicia la primera subida del día, el Campolongo, de unos 5 km. y no muy duros. Durante el primer puerto el pelotón va muy agrupado y apenas se puede avanzar cómodamente, por lo que hay que limitarse a seguir a los que van delante. El primer puerto se me pasó bastante rápido, quizás porque era bastante tendido y corto.



Primera pasada por el Passo Campolongo


Coronamos todos juntos el primer puerto y nos tiramos en descenso hacia Arabba. Durante el descenso ví el primer accidente de la marcha. En una curva de herradura había una ambulancia parada asistiendo a un ciclista que estaba en el suelo y que había sufrido una caída. Hoy había que estar muy atento en todo momento porque el rodar con un pelotón tan numeroso entraña sus riesgos y la posibilidad de algún enganchón o percance es alta. Terminado el descenso de Campolongo, al llegar a Arabba, me apeo a un lado para quitarme el chubasquero y esperar al resto de la grupeta. Tras reagruparnos todos , menos Fernando, que no se percató de que habíamos parado y siguió por delante, iniciamos juntos el ascenso al Podoi por su vertiente que parte desde Arabba.. Resultaba espectacular mirar hacia arriba, a la parte alta del puerto siguiendo el trazado de la carretera y ver el largo pelotón que componía la marcha. Incluso habiendo subido parte del puerto, al mirar hacia atrás, al fondo del valle todavía se veía la larga serpiente ciclista.



Larguísimo pelotón durante la subida al Pordoi


Subiendo el Pordoi, la anécdota la puso un corredor italiano, llamado Massimo Tintori (lo ponía en su dorsal), el cual nos adelantó chapurreando unas palabras en Italiano (como si estuviera diciéndonos “apartaté que estorbas” , xDDD, y todo eso con decenas de millones de ciclistas que todavía quedaban por delante suyo, xDD, así que el personaje bajó coronas y nos pegó una pasada para unos 10 mt. más adelante quedarse estancado en su intento de progresar en el pelotón. ¡Vaya un figura! El Pordoi se me pasó también bastante rápido, a pesar de subir bastante despacio, pero entre lo bonito del puerto y las risas que íbamos echando el rato se pasó muy ameno.



Subiedo el Pordoi. El pelotón se estira más y más.



Joaquín en el tramo final del Pordoi


Coronamos el Pordoi, y en la cima estaba Fernando esperándonos. Tras reagruparnos nos tiramos hacia abajo para descender el Pordoi, camino del tercer puerto de la jornada, el Passo Sella. Y ahí cometí un error de novato, imperdonable, y fue que no me abrigué nada y bajé el Pordoi a pelo, sin manguitos y sin chubasquero. La verdad es que pensaba que no iba a ser necesario, por que la bajada por esta vertiente iba a ser muy corta, porque a penas a 5 km. daba comienzo el siguiente puerto y pensé que no lo necesitaría, pero a las 8 de la mañana a 2100 mt. de altura hace bastante frío, acentuado más si cabe por la sombría de esta vertiente en la que a estas horas no pega nada el sol. Incluso había algo de neblina en el ambiente por el intenso frío que hacía, así que casi cojo una hipotermia. Afortunadamente el descenso duró poco y antes de iniciar la subida al Sella había un avituallamiento, el primero de la jornada, en el que decidí parar a desayunar porque llevaba desde las 4.30 de la mañana sin tomar bocado. Tuve la suerte de que también servía té caliente, cosa que me ayudó a entrar en calor. Tras reagruparnos después del breve descenso, continuamos todos juntos esta vez para ascender el Sella. Poco a poco se va levantando el sol y eso hizo que entrara algo en calor. El pelotón todavía continuaba bastante compacto, así que no se podía ir muy rápido y había que llevar cuidado con la gente, pues había algunos que no controlaban mucho el tema y se cruzaban o pegaban frenazos. Incluso un ciclista que venía por detrás remontando, al intentar pasarme quiso abrirse hueco y me empujó con el codo, cosa que hizo que me saliera de la carretera y acabé en la cuneta, aunque por suerte la cosa no fue a mayores y no pasó nada serio. Otra anécdota que recuerdo durante la subida al Sella fue la de la cámara de fotos que había plantada en medio de la carretera, puesta sobre un trípode y rodeada con un chaleco reflectante para que la vieran los corredores. Imagino que tendría un sistema de disparo automático, o eso, o que el fotógrafo se había ido tras algún matorral del borde la carretera a hacer sus necesidades, xDDD.





Parte final de la subida al Passo Sella


Coronamos el Sella con unas vistas impresionantes de los macizos dolomíticos, y esta vez sí que me abrigué para el descenso, porque no quería acabar como antes. Aún así, a pesar de llevar el chubasquero pasé bastante frío. La bajada del Sella, al igual que la del Pordoi me la tomé con calma, porque con un pelotón con tanta gente, toda precaución es poca. Bajando el Sella nuevo incidente de carrera y veo a una ambulancia asistiendo a un ciclista que se ha caído, y un poco más adelante a una ambulancia que está parada con el capó levantado y con el motor reventado y mientras el chófer de la misma estaba llamando por el móvil, el médico estaba asistiendo a un ciclista el cual estaba sentado en el borde la carretera y estaba liado con una manta térmica ( y todo esto en el km. 30 de carrera), dantesco el espectáculo que ofrece una marcha de este calibre.
Tras el descenso del Sella, llegamos al cruce donde se coge la subida al Passo Gardena y allí me espero un rato a que nos reagrupemos. Así subimos el Passo Gardena, inmersos en un pelotón numerosísimo que impedía subir a un ritmo cómodo. Poco antes de la cima estaba el avituallamiento y allí paramos a comer. Yo me metí un buen atracón a bocadillos porque me apetecía comer algo salado, y tantos me comí que el último ya no me entraba y por poco acaba la comida saliendo por donde había entrado, xDD. En el avituallamiento perdemos de vista a Joaquín, que debió despistarse entre la multitud y prosiguió el sólo hacia delante creyendo que ya nos habíamos marchado. Tras buscarlo por allí y no verlo, decidimos continuar.



Coronando el Passo Gardena




Impresionante vista del macizo del grupo Sella desde el Passo Gardena


Descendemos el Passo Gardena y llegamos a Corvara. Durante el descenso me llevé un buen susto porque un corredor que llevaba delante entró pasado en la curva y le derrapó de atrás, aunque por suerte pudo controlar y no pasó nada, pero estuvo a punto de tirarnos a Carlos y a mí. Pasamos por Corvara, por lo que será línea de meta, y paramos para ver si Joaquín viene por detrás, y tras estar un cuarto de hora allí parados y ver que no venía, proseguimos la marcha. Ahora tocaba subir Campolongo por segunda vez, pero ahora, a diferencia de la primera pasada, el pelotón es menos compacto porque ya se ha estirado mucho en los puertos precedentes. Había mucha gente animando el paso de los corredores por Corvara. Muy pintoresco resultó también el ver a gente vestida con los trajes típicos tiroleses. Coronamos juntos Campolongo y en la cima de este había un nuevo punto de avituallamiento en el que encontramos a Joaquín que estaba esperándonos. Según me comentó, se despistó un poco en el avituallamiento del Gardena y nos perdió de vista y pensó que habíamos salido ya, por lo que salió deprisa. Posteriormente vió a un corredor vestido de azul y se creía que era alguno de nosotros, por lo que tensó para engancharlo, y al cogerlo se dio cuenta de que no éramos nosotros.



2ª subida a Campolongo desde Corvara



Grupeta durante la segunda pasada por Campolongo



Avituallamiento en la 2ª pasada por Campolongo. Atestado de gente como puede verse. Toda una odisea el atravesarlo


Tras avituallar (a mí ya me salía la comida y la bebida por las orejas), proseguimos. Ahora toca un tramo largo de descenso hasta iniciar el siguiente puerto duro, el Giau, pero entre medias había que subir una tachuela, el Colle de Santa Lucía. A estas alturas de la marcha , pasado el cruce donde la organización desviaba a los corredores hacia los distintos recorridos (corto, medio y largo), se abrió bastante clareo y los grupos iban más esparcidos, y a partir de aquí ya nos tocó remar a nosotros. Llegamos al inicio del Giau y aquí dimos un recital que pasará a los anales de la historia del ciclismo. Subimos todo el puerto a un ritmo jaquetillo y poco a poco íbamos pasando a corredores. Al principio no nos dimos cuenta de lo que estábamos haciendo, pero conforme pasaban los kilómetros de subida, cada vez adelantábamos a más corredores, y no nos llegó a adelantar ningún corredor, y nos dimos cuenta de que estábamos dando un autentico recital. Carlos y Fernando que eran los que iban más justos aguantaron muy bien el ritmo durante toda la subida y gracias a eso pudimos subir todos juntos formando un solo bloque, dejando boquiabiertos a todos los ciclistas que adelantábamos.



Inicio de la subia al Giau. 9 kms. al 9% de media


En la parte final del Giau, fuimos testigos de una auténtica debacle. Al pasar por un túnel había un montón de corredores parados, sentados en el suelo, con el maillot abierto, tratando de recomponerse, vamos lo que se dice auténticos cadáveres. Un poco más adelante vi a dos ambulancias paradas que estaban asistiendo a varios corredores que habían en la cuneta y uno de ellos llevaba un suero puesto, y otro estaba liado con una manta.
Llegamos al Giau y paramos en el avituallamiento. Esta vez a mí me sobró con rellenar el bidón. Ni que decir tiene que la marcha está muy bien organizada en el tema de los avituallamientos, muy bien repartidos y muy completos en cuanto a lo que ofrecen. El dinero de la inscripción está muy bien invertido sin duda alguna.




Tramo duro en el Giau. Los kilómetros van pesando en las piernas como puede verse en las caras.



Grupeta en el Passo Giau


En el descenso del Giau nos esturreamos un poco. Fernando bajó en cabeza arriesgando más, y a continuación íbamos Joaquín yo enzarzados en un pique. Yo iba bajando bastante rápido y él, en una curva me pegó una pasada por dentro que yo no me la esperaba y a partir de ahí a la salida de las curvas salía esprintando por lo que tuve que tensar para no perderle de rueda. Eso hizo que en el descenso remontáramos bastantes posiciones. He de decir que en los descensos de la marcha, el tráfico estaba cortado para los vehículos, cosas que da una seguridad tremenda a la hora de bajar, pudiendo aprovechar mejor la carretera.
Tras terminar el descenso del Giau, esperamos a que llegaran Peri y Carlos. Ya sólo nos quedaba la última subida, el combinado de Falzarego-Passo Valparola. La subida no era muy dura, pues el puerto era bastante tendido en general. Allí marcamos un nuevo recital y fuimos en bloque los cinco adelantando a decenas de millones de ciclistas. Cerca de coronar, a la altura del Colle de la Gallina que está un poco antes del Passo Falzarego, aflojamos el ritmo un pelín, porque Carlos y Ferni ya iban algo tostados, y la intención era la de acabar todos juntos, y así hicimos. Coronamos el Passo Valparola con mucha tristeza en el cuerpo, al menos por mi parte, ya que esa era la última subida que íbamos a hacer durante el viaje, y aquí se terminaba nuestra andadura por los puertos italianos. El descenso del Valparola me lo tomé al igual que el del Giau, con el objetivo de disfrutarlo al máximo y lanzarme rápido para aprovechar que no hay tráfico. Ferni se tiró para abajo como un loco y me las ví y me las deseé para no perderle de vista porque el tío bajaba muy muy rápido. Tras reagruparnos al final del descenso, enseguida llegamos al pueblo de La Villa, donde se dio la salida a la marcha por la mañana y sólo nos faltaban unos 5 km. de falso llano ascendente para llegar hasta la meta en Corvara. Aquí la relajación fue ya total, sabedores de que la marcha estaba a punto de concluir. Al entrar en la recta de meta, nos pusimos los cinco en paralelo ocupando todo el ancho de la calle para entrar a la vez y el público nos ofreció un gran aplauso, incluso por megafonía, el speaker nos jaleó pronunciando el nombre de uno de nuestros sponsors “Marín”. A mí se me puso la piel de gallina, no sólo por lo bien que me lo he pasado en la marcha, si no por lo genial que ha estado este stage que hemos realizado en tierras italianas. Sin duda alguna recordaré durante toda mi vida con mucha nostalgia lo vivido estos días en este idílico lugar.


Ultima subida de la marcha, el combinado Passo Falzarego-Passo Valparola, y el club dando un recital a lo unísono adelantándo a decenas de millones de ciclistas


Passo Valparola, último kilómetro de subida de la marcha y último kilómetro de subida durante nuestra estancia en Dolomitas.
La tristeza nos invade en esos momentos

GIRO DE LOS DOLOMITAS . Del 30-06-10 al 03-07-10

El viaje a los Dolomitas comenzó allá por el mes de Noviembre, cuando Carlos y Fernando comenzaron las gestiones para ir concretando poco a poco cada detalle del viaje. En un principio en el plan sólo estaba previsto realizar un stage de entrenamiento, pero Carlos propuso la idea de inscribirnos para participar en el sorteo de plazas para la marcha Maratona de les Dolomites. Al final tuvimos suerte y logramos plaza, así que ya estaba todo decidido, realizaríamos un stage de entrenamiento subiendo puertos míticos del Giro de Italia y participaríamos en una de las marchas más multitudinarias de toda Europa.

El viaje propiamente dicho comenzó el lunes 28 por la tarde, cuando Peri pasó por mi casa a recogerme y desde allí nos fuimos a casa de Joaquín para desmontar las bicis y meterlas en las maletas rígidas para el traslado. Relativamente pronto vamos teniendo las bicis listas, excepto la de Fabio, que opuso dura resistencia a ser desmontada, y muestra de ello fue que desmontar la tija del sillín se llevó hora y media y requirió el esfuerzo de 5 personas a la vez actuando sobre ella para ver si salía, pero no había manera. Al final salió.

Esa noche Peri y yo dormimos en el apartamento de Joaquín gracias a su amabilísima invitación y antes de irnos a dormir Joaquín nos invitó a Peri y a mí a cenar en su casa junto con su chica Magdalena, y dimos cuenta de unas buenas pizzas a la vez que disfrutamos de su buena hospitalidad.



Día 29 de junio. 4.30 a.m.

Suena el despertador. Pronto nos ponemos en marcha y al rato aparece Joaquín con el coche para llevarnos a nosotros y las bicis en varios viajes hasta la estación de tren. Al poco rato aparecen Ferni y Fabio. Sólo faltaba Carlos, que no iba a poder viajar con nosotros y lo haría por la tarde, reuniéndonos con él por la noche.

El viaje iba a resultar algo pesado. Traslado en tren desde Murcia hasta Valencia, para allí coger un metro hasta el aeropuerto, y desde allí, vuelo hasta Bérgamo donde llegamos a media tarde. Durante el trayecto en avión, descubrimos la pasión de Fabio por la aviación, y según el, su futura profesión, porque argumentaba muy seriamente que próximamente iba a dejar la bici para dedicarse en cuerpo y alma a la aviación.

Italia nos recibe con un enorme sopor, pues hace un calor bochornoso muy molesto.

Cogemos la furgoneta de alquiler, y nos despedimos de Peri, que se iba a quedar en el aeropuerto a esperar a Carlos, y mientras el resto nos vamos dirección Bormio, donde llegamos al oscurecer. El trayecto hasta Bormio se hizo algo pesado, aunque a ratos era amenizado con lo que nos íbamos encontrando por el camino, como por ejemplo, un fraile que vimos en uno de los pueblos que atravesamos, el cual llevaba el típico atuendo de monje de monasterio de la edad media, con su sotana, su rosario y su barba bien poblada.

Tras una ligeras dudas, damos con el sitio donde teníamos el alojamiento, y descargamos rápidamente las bicis y todos los bártulos para poder ver el final del partido que jugaba esa tarde la selección española.

Después de cenar, bajamos al garaje que amablemente nos ofreció usar el dueño del apartamento, montamos las bicis y las dejamos preparadas para el día siguiente, y tras esto nos fuimos a dormir un rato mientras esperábamos a que llegaran Peri y Carlos, cosa que hicieron bien entrada la noche.



30-06-10. 1ª Etapa. Bormio-Umbrail Pass-Prato-Passo dello Stelvio-Bormio.



Teníamos previsto madrugar, pero el sol se encargó de que yo me levantara antes de lo previsto. En esta zona de Italia, el sol, a las 6.00 a.m. está ya bien arriba, y en la habitación en la que dormía, en el techo había una ventana sin persiana, y por allí entraba un torrente de luz que no dejaba cerrar los ojos. Una vez despierto y sin poder volver a quedarme dormido, decidí quedarme un rato en la cama esperando la hora de levantarse.

Cuando me levanté, lo primero que hice fue asomarme al balcón, y la vista que había desde allí era espectacular. Praderas verdes, a un lado el pueblo de Bormio, enfrente la subida a la estación de Bormio 2000, hacia el fondo la subida al Gavia y hacia la izquierda la subida al Stelvio. Una vista de ensueño sin duda alguna.

Tras desayunar, bajamos al garaje a terminar de preparar las bicis y montar la de Carlos, puesto que como llegó de noche, no la pudo montar. Tras esto nos pusimos en ruta.

En el plan de hoy estaba previsto subir el Umbrail Pass y el Stelvio por su cara norte.

Nada más ponernos en ruta, en el km. 0,1 primer contratiempo. Carlos lleva los platos sueltos y tiene que parar a apretarlos. Una vez solucionado el problema, proseguimos la marcha. En primer lugar atravesamos Bormio y cogemos la carretera del Stelvio. Comenzamos a subir todos agrupados, tranquilos, charlando y echando fotos.

Nada más ponernos en ruta, nos damos cuenta de lo locos que están los italianos cuando se ponen al volante.

Los conductores tienen poco respeto a los ciclistas, y cuando adelantan, lo hacen a gran velocidad y pasan bastante pegados. Incluso no dudan en adelantarte en plena curva.

Y no sólo eso. Circulando en coche por Italia puedes llegar a ver lo loca que está la gente al volante. La tarde anterior, cuando nos dirigíamos hacia Bormio con la furgoneta vimos varias pifias, y gordas, como por ejemplo, un motorista que iba a todo trapo por la autopista, en medio de un embotellamiento y adelantando a los coches haciendo zig-zags. También vimos adelantamientos dobles que hacían algunos coches, es decir, un coche que adelanta a otro, que a su vez está adelantando también…….. Peri y Carlos me comentaron una anécdota al respecto que les dejó impresionados cuando iban de camino hacia Bormio, y se trataba de que fueron testigos de como les adelantaba un Smart que por lo menos debía ir a 140, que a su vez fue adelantado por otro Smart que iba a 160, xDDD. En plena subida al Stelvio, padecimos también de una locura de tráfico, pues había un incesante goteo de motos a todo trapo que no paraban de adelantarnos, con lo molesto que ello es por el ruido que hacen y el peligro que generan. Incluso nos llegó a adelantar una moto que iba a todo trapo que iba seguida por un Subaru que nos adelantó derrapando en una tornante y que iba grabando al motorista con una cámara de video que llevaba incorporada en el techo del vehículo.


Inicio del Stelvio por Bormio


La primera parte del Stelvio por Bormio no tiene nada de especial. La carretera va remontando el valle poco a poco hasta que a mitad de subida se alcanzan las primeras tornantes. Un poco más adelante se entra en una zona de galerías, y desde aquí las vistas de la subida que queda por delante comienzan a ser espectaculares, porque desde ese punto se tiene gran visión de lo que hay por delante, viendo la ladera y la sucesión de tornantes que hay que remontar. En esta zona nos adelantó un cadete, con fina y esbelta figura, vistiendo un maillot que llevaba dibujada una zorra. No tardó en dejarnos atrás y pronto lo perdimos de vista. Un poco más adelante nos adelantaron dos chicas ciclistas, que a juzgar por la indumentaria y las bicis que llevaban, tenían pinta de andar, y así lo demostró una de ellas, que al adelantarnos bajó un par de coronas, y PÁ!!, demarró y abrió hueco, pero 100 mts. más arriba va y se para, xDD.

Continuamos hacia arriba, pasamos la zona de tornantes y de la cascada de agua y nos metemos en la parte más suave del puerto, con un amplio valle que se va remontando por su parte izquierda, dejando a la derecha un curso de agua, y desde allí hay una visión espectacular de la parte final de la subida, divisando, muy muy lejos, las construcciones del Passo del Stelvio. Remontado el valle, a unos 4 km. de la cima, se llega a una zona con una sucesión de tornantes, y a continuación se llega al cruce y hacia la izquierda se llega a la cima del Umbrail Pass.


Umbrail Pass, frontera italo-suiza


En la cima, nos echamos una fotos, tomamos algo de comida, nos abrigamos y nos tiramos hacia abajo, por la vertiente suiza del puerto, completando un espectacular, técnico y divertido descenso, que tiene una parte sin asfaltar, y que le da un toque mágico al mismo. Para mí fue uno de los descensos que más me gustó de todos los que hicimos estos días. La subida por esta vertiente tiene que ser muy dura y eso unido al bonito paisaje le dan un toque muy especial a este puerto, puerto poco conocido y poco transitado, pero encantador, y que a buen seguro todo ciclista disfrutaría subiéndolo. Me recordó mucho al Col de la Sarenne, en Francia.

Al final del descenso, llegamos al pueblo de St. Marie y paramos a repostar agua en una fuente. Desde allí nos dirigimos hacia Prato, para enfrentarnos al Stelvio por su cara norte.

Transitando por Suiza me dí cuenta de lo bien que se cuida todo aquí. Los pueblos tienen sus calles limpias, sin basura, al igual que las cunetas de las carreteras, los balcones engalanados con flores, y todo resulta muy pintoresco y bonito. Cruzamos la frontera y entramos de nuevo en Italia. Durante este tramo nos chispeó un poco. Fue aquí donde nos adelantaron un par de ciclistas, uno gordo y otro enano y a continuación se inició uno de los piques más extraños que he visto. Cuando nos adelantaron, nos dudamos en ponernos a rueda y seguir su ritmo. Ellos, al ver que entramos al trapo, se pusieron a tirar con más fuerza, así que todo el tramo hasta llegar a Prato lo hicimos engatillados. Los dos tipos estos llevaban sendos maillots conmemorativos del terremoto que aconteció hace no mucho en la región italiana del L´aquila, donde murió mucha gente. Esto me olía a chamusquina. El ritmo era elevado y no le veía sentido a pegarse un calentón así previo a subir un puerto como el Stelvio. Al final de una larga recta, divisé el pueblo a lo lejos y pensé “fijo que el gordo se para a comer algo en el pueblo”, así que levanté el pie y me dejé caer para seguir a mi ritmo, y mientras ví como Peri les siguió en el juego e incluso les llegó a dar estopa, y hasta se picaron con un motocarro al que terminaron adelantando y levantándole las pegatinas de la pasada que le dieron, xDD. Y un par de kilómetros más adelante, al llegar a Prato, me veo al gordo y al enano que han parado, han dejado las bicis y andaban a paso ligero hacia una pizzería, xDD. Más de uno acabó arrepintiéndose del calentón tan absurdo.

Proseguimos nuestra ruta, y a continuación iniciamos la subida a uno de los puertos más colosales que hay, el mítico Stelvio.

Del Stelvio pocas cosas se pueden decir. Para mí es el rey de reyes, el puerto de los puertos.

La subida por la vertiente de Prato arranca muy tendida remontando poco a poco el valle junto al cauce de un río. Cuando comenzamos a subir, era ya mediodía y el calor apretaba bastante, cosa que hizo el inicio de puerto muy empalagoso. Por delante se marcharon unos metros Joaquí y Ferni, y por detrás ví que Carlos iba pasando apuros por el tema de la alergia y junto a él nos quedamos Peri y yo para acompañarle. Fabio iba bastante jodido también porque iba tocado de una rodilla y llevaba cara de ir sufriendo mucho. Viendo la cara que llevaba no me hubiera gustado estar en su pellejo. Paramos en un pueblecito que hay durante la subida para reagruparnos y tomarnos unas cocacolas, aunque Fabio, decide continuar el sólo a su ritmo para ir haciendo camino. Peri carga un bidón con la cocacola de Fabio y sale en su búsqueda para dársela. El resto nos quedamos echando un ratillo de cháchara allí en el bar. Tras la parada, proseguimos las marcha y pronto me doy cuenta de que el Stelvio se nos va a hacer eterno. Llevábamos subiendo un buen rato y todavía no habíamos completado ni la mitad de la subida, y lo que es peor aún, que no habíamos llegado todavía a lo más duro y algunos de la grupeta iban ya bastante tocados.

Tras salir del pueblo, Joaquin y yo metimos algo de velocidad tratando de subir a nuestro ritmo y nos fuimos por delante dejando a Ferni y a Carlos por detrás. Entramos en una zona boscosa , donde están las rampas y tornantes más duras de toda la subida. Joaquín va sin cadena y me saca unos metros, aunque yo iba bien de piernas por lo que trato de seguirle. Recuerdo que en una zona de tornantes, el me llevaba una curva de ventaja, y me gastó una broma buena. Al ver que yo iba cerrándole el hueco, me dijo con voz fuerte que me esperaba para ir los dos juntos. Ingenuo de mí, pensaba que me iba a esperar de verdad, cuando ví que a pesar de no bajar yo el ritmo, pasaban las curvas y no le cerraba el hueco, y ví que iba riéndose, así que aumenté el ritmo, cosa a la que me respondió acelerando cuando se percató de que le cerraba el hueco, y así nos pasamos un par de kilómetros, picados a muerte, xDD. Enseguida alcanzamos a Fabio y a Peri, y continuamos junto a ellos unos kilómetros más. Al salir del bosque, la carretera se mete en otra ladera y el paisaje cambia por completo, pasando a ser un escenario de alta montaña, rodeado de los típicos prados verdes, y abruptas montañas de mas de tres mil metros de altitud, incluso pueden verse algún glaciar que otro. Y la sorpresa más grande que te da el Stelvio te la ofrece al pasar un tornante, en una zona donde hay un hotel o un restaurante, justo al girar la carretera se mete en un amplio valle y el Stelvio muestra todo su esplendor, con una impresionante vista de todo lo que queda de puerto, la ladera con las tornantes que quedan hasta el final, y allá arriba, muy lejos todavía desde donde estamos, se divisan las edificaciones que hay en el Passo Stelvio. Desde luego que es una vista muy bonita, a la vez que impresionante.

Yo creo que el Stelvio no sólo es un puerto duro en cuanto a los kilómetros que tiene, o el desnivel o dureza de sus rampas. Es un puerto duro en el aspecto psicológico porque se termina haciendo eterno, y termina siendo implacable en ese aspecto, pues llega un punto en el que llevas mucho rato subiendo, has pasado zonas duras, y al llegar aquí, miras para arriba y ves lo que te queda todavía y el puerto te da un mazazo duro. Pero hoy para nosotros es un día de disfrutar del puerto y de la bici. Imagino que Fabio y Carlos tendrán otro punto de vista diferente al mío con respecto a como se lo han pasado hoy, pero desde luego que yo me he divertido como un niño con un juguete nuevo, pues el Stelvio no se sube todos los días y el estar aquí, viendo esos paisajes y saboreando un puerto con tanta leyenda en el mundo del ciclismo hacen que a uno se le ponga la piel de gallina.

Joaquin y yo llevábamos un buen rato subiendo a nuestro ritmo y en la parte final de la subida nos hemos parado en una tornante a esperar que llegarán los demás. Allí hemos coincidido con un señor de Canarias con el que hemos estado charlando un rato. El hombre nos ha comentado que iba haciendo de chófer de apoyo a un grupo de ciclistas que estaban subiendo el puerto.

Cuando llegaron el resto, proseguimos la marcha, pero con Carlos ya muy tocado, así que la parte final se le ha empalagado muchísimo, y ha decidido subir a su ritmo, por lo que los demás nos hemos ido por delante, menos Peri, que se ha quedado con él. En las últimas tornantes nos hemos parado para esperarles, pero han tenido la mala suerte de que justo tras pasar nosotros, han cortado la carretera al tráfico porque estaban rodando un anuncio para televisión y unos carabineri que había más abajo no les han dejado pasar , así que hemos continuado para esperarles arriba.


Ultimas y espectaculares herraduras del Stelvio por su vertiente de Prato


El último kilómetro del Stelvio resulta muy bonito, pues en esos momentos uno va saborando la victoria, sabedor de que el puerto está casi ascendido, a la vez que vas disfrutando con el paisaje que se ve desde aquí. Basta con asomarse al borde de la carretera y mirar hacia abajo hacia el fondo del valle y ver el grandioso espectáculo que supone el serpenteo de la carretera con sus numerosas curvas de herraduras.


El Stelvio en todo su esplendor


Coronamos el Stelvio, con Fabio en cabeza, atribuyéndose la victoria de la etapa, ¿? xDD. Desde luego ha sido el acto más ruín que he visto en esto del ciclismo. Después de haber estado Joaquín y yo esperándolo durante una eternidad, el tío va, y en los últimos 100 mt. de subida pega un palo sobrino y se marcha en solitario para coronar en cabeza la cima Coppi y alzar victorioso los brazos en la cima, xDDD.

Tras un rato allí en la cima, esperando a Carlos y a Peri, viendo la tardanza de estos, tras las fotos de rigor en el cartel, Ferni, Joaquín y Fabio deciden tirarse para abajo e ir directamente al apartamento, mientras yo me quedé a esperarlos. Al rato bueno aparecen, con Carlos muy perjudicado por el tema de la alergia. Aún permanecimos allí un rato más para echarnos las fotos en el cartel y en un podium que hay allí con una placa en recuerdo del legendario Fausto Coppi. Peri aprovechó para dar buena cuenta de un perrito caliente en uno de los puestos ambulantes que hay allí en la cima, y que tenía pinta de estar muy bueno.

Con la satisfacción de haber coronado todo un coloso de los puertos de montaña, nos marchamos de allí para descender hasta Bormio, y dar por concluido un bonito día de ciclismo en un entorno majestuoso para la práctica del mismo.

Una vez ya en el apartamento, tras la cena, todos menos Fabio nos fuimos al pueblo para ver el ambiente y dar un paseo por sus calles, para acabar la jornada en un bar dando buena cuenta de una cervezas y posteriormente en una heladería para hacer lo propio con el sagrado helado.



¡¡Otro gran coloso conseguido!!


01-07-10. 2ª Etapa. Bormio-Mazzo in Valtellina-Passo della Fopa(Mortirolo)-Ponte di Legno-Passo Gavia-Bormio



Amanecer en los Dolomitas. Qué gusto da levantarse por la mañana en un sitio como este, y más estando de vacaciones. Sale uno al balcón y ve el bonito paisaje que tenemos enfrente de nuestro apartamento, rodeado de verdes prados y majestuosas montañas y se siente uno en la gloria. Momentos así los disfruta uno mucho.

En el plan ciclista de hoy tenemos previsto subir dos grandes colosos, como son el Mortirolo y el Gavia.

Fabio causa baja hoy en el grupo debido a las molestias que lleva en la rodilla, las cuales arrastra desde la Murcia-Madrid y sale por su cuenta a hacer otro recorrido.

Partimos desde Bormio, dirección Sondrio por la carretera que va discurriendo paralela a la SS38, y que evita el paso por los túneles, y que es de obligado paso para los ciclistas. Tras una confusión en un cruce respecto al camino a seguir, continuamos por el buen camino, y a los pocos kilómetros del inicio tenemos la primera dificultad montañosa del día, una corta subida de 4 km con rampas exigentes, con la que a priori nadie contaba con ella, pero que estaba allí y había que subirla.


Llegamos a Mazzo di Valltelina. A la altura de la iglesia, giramos a la izquierda y transitamos por una estrecha calle empedrada y al final de la misma tenemos el inicio del descomunal Mortirolo. El puerto empieza de sopetón, sin transición alguna, con mucha dureza desde el primer metro. La pendiente es muy salvaje y a mi me obliga a meter el 27 desde el principio. Paro a echar unas fotos y veo que Peri y Joaquín se van por delante y llevan un ritmo majo, y se ve que quieren echarle un pulso al puerto. Yo me espero con Carlos y Ferni, que suben más despacio y voy casi toda la subida junto a ellos, hablando y echando fotos, aunque a ratos sigo para adelante buscando un ritmo de subida más cómodo.


Inicio del durísimo ascenso al Mortirolo


A la altura del km. 8 o así, justo 500 mt. antes de llegar al monumento en memoria de Marco Pantani, veo que hay una fuente junto a una casa y decido parar a llenar los bidones, a la vez que espero a que lleguen Carlos y Ferni, que venían algo retrasados. Carlos va algo tocado a juzgar por la cara que lleva, y al llegar a la fuente se tira al suelo en el pequeño pradillo que había allí tratando de recomponerse algo. Tras repostar seguimos hacia arriba y pasados unos 500 mt. veo a Peri y Joaquín parados junto al monumento a Pantani, por lo que volvimos a parar allí otra vez. Allí estuvimos un buen rato, echando fotos y rememorando las bonitas gestas de Pantani que hizo en este puerto en particular, y en su carrera deportiva en general. ¡Grande Marco!


Monumento a Pantani


Proseguimos en el esfuerzo y la segunda parte de la subida ya me la tomé un poco más en serio. Peri salió con un buen ritmo y tras él, nos vamos Joaquín y yo. Carlos y Fe

rni se desentendieron y subieron más tranquilos. Al principio aguanté a Peri lo que pude, pero poco a poco fue sacándonos unos metros de ventaja hasta llegar a unos 30 “ o así, distancia que ya nos mantuvo hasta la cima a Joaquín y a mí. Este último me puso en un aprieto bueno, ya que al llegar a falta de 1km para el alto, metió un arreón y trató de dejarme, pero conseguí aguantarle, y así llegamos los dos juntos hasta arriba donde en la última recta le asesté un ataque seco al que no pudo responder y entré yo por delante en la cima. ¡Qué guapo ha estado el pique! Peri está un puntito por encima de nosotros y cuando pone ritmo alto se va por delante en las subidas, pero Joaquín y yo estamos muy igualados, y el tío no se cansa de ponerme contra las cuerdas cada vez que puede y al final acabamos entrando en el pique los dos, xDD.

Al rato aparecen Carlos y Ferni, echando unas risas. Carlos nos avisa que la alergia le está castigando bastante, y todavía nos queda el Gavia por delante, así que surgen dudas de ver como lo va a afrontar.

Con respecto al Mortirolo, he de decir que me ha gustado mucho

el puerto. Si bien el inicio es bastante feo, porque empieza de golpe, y no tiene vistas muy bonitas al principio, conforme vas subiendo y metiéndote en el bosque, va teniendo más encanto la cosa, y durante algunos tramos, la vegetación se abre y te permite disfrutar de bonitas vistas de la Valtellina. La parte final del Mortirolo es amable y te permite terminar el puerto de manera más tranquila una vez has superado las increíbles rampas que tiene.



Tramo duro de tornantes en el Mortirolo



34x28 y a sufrirrrr!!!!. Rampaca del 18% en el Mortirolo




Cima del Mortirolo



Tras coronar, nos tiramos para abajo en un rápido y técnico descenso, y terminado este paramos en un pueblecito para tomarnos unas cocacolas y ver si a Carlos se le pasa la crisis alérgica que lleva.

Desde ese punto hasta Ponte di Legno, inicio del Gavia, la carretera va remontando el valle de manera ligeramente ascendente. Suerte que en ese tramo hemos llevado el viento favorable, porque si hubiese soplado en contra, el tramo se podía haber hecho eterno. Aquí volvimos a ver al señor de Canarias que vimos en el Stelvio el día anterior, y me comentó que venía de subir el Gavia por Bormio. Nos despedimos de él y seguimos la ruta prevista. Llegamos a Ponte di Legno, inicio de la subida al Gavia. El inicio del puerto es amable, porque la pendiente no es muy dura, y la carretera va remontando el valle junto al río con una suave pendiente. Así vamos durante unos 5-6 km. Por aquí nos adelantó un ciclista con la equipación de la selección belga, y que a juzgar por su aspecto, debía ser amateur o sub-23, el típico corredor belga, fornido, corpulento y con pinta de andar mucho. Me puse a su rueda un rato para echarle una foto a fin de que Fabio pudiera verlo después, ya que él se cuece mucho con estas cosas, pero cuando el chaval se dio cuenta de que me puse a rueda, no debió de hacerle gracia y bajó varias coronas y aceleró, por lo que pronto lo perdimos de vista, xDDD.

El Gavia comienza a endurecerse cuando la carretera se estrecha y pasa de ser de dos a carriles a uno sólo, y se mete en el bosque. Desde aquí la pendiente es dura, y la carretera comienza a serpentear entre tornantes, discurriendo por una zona de un bosque muy bonito.

Cuando estábamos en Ponte di Legno tomándonos las cocacolas, el día estaba espléndido, hacia sol y calorcito, pero el sol picaba, y yo tenía la sensación de que hoy iba a caer agua. Efectivamente así fue. A mitad de ascensión, al salir del bosque y entrar en la zona más bonita de toda la subida, una zona de herraduras y bonitas vistas del valle y del macizo del Gavia, el cielo en la parte alta de la montaña se estaba poniendo muy negro y se oían truenos, señal de que la tormenta estaba cerca, y nos dirigíamos directo hacia ella. Al poco rato comienza a chispear y tuvimos que pararnos a ponernos los chubasqueros, y poco después comenzó a llover más fuerte hasta que aquello se convirtió en un diluvio. Aquel momento fue muy épico. La carretera enseguida se llenó de agua y se levantó un viento fuerte que hacía que el agua cayera con fuerza y hasta parecía granizo porque las gotas que caían hacía daño. Aquello podía haber acabado de mala manera, pero por fortuna, la tormenta pasó rápidamente y el cielo enseguida se abrió y en la parte alta del puerto nos hizo buen tiempo. Debido a la tormenta acabamos esturreándonos un poco y por delante se fue Joaquín sólo a su ritmo, mientras por detrás Carlos se tuvo que parar debido a que la alergia le castigó mucho, y Peri y Ferni se esperaron junto a él un rato, y posteriormente cuando estos siguieron me paré yo a esperarle y ya subí el resto del puerto con él. Como subimos muy tranquilos la última parte del puerto, me dio tiempo a disfrutarlo bastante. Los últimos 4 km. del Gavia son los más duros. El asfalto es muy rugoso, de esos que agarran bastante. Hay un túnel sin iluminar bastante largo, y bastante empinado también, pues en él, la pendiente estará en torno al 10-12%, y eso unido a la oscuridad te terminan agobiando. Al salir del túnel el paisaje es impresionante, alta montaña en estado puro.

Llegamos a la cima, y allí están todos esperando. Fotos de rigor y nos abrigamos para el descenso. La bajada es muy larga, y peligrosa, además de técnica en su mayor parte, pues hay pocos tramos en los que te puedes relajar. De nuevo los moteros se dedican a darle emoción al descenso y no dudan en adelantarnos por donde fuese y de cualquier manera.

Como vamos mal de tiempo, y el cielo está amenazando lluvia, renunciamos a subir al Glaciar de Forni que queda cerca desde aquí, y nos dirigimos directos hacia Bormio.

En la parte final del descenso, al llegar al pueblo de Santa Caterina de Valfurva nos llevamos el susto del día. Conforme entro en el pueblo veo a varios coches y motos parados en medio de la calle, y a un montón de curiosos que se estaban arremolinando en torno a algo que había allí en medio. Yo ya me presagiaba lo peor, un atropello o algo así, pero por fortuna no fue eso.

En medio de la carretera había un anciano tumbado boca abajo, con la cara apoyando en el suelo, y de la cabeza salía un escandaloso reguero de sangre. Al parecer, el anciano había tropezado y desde la acera cayó de bruces al asfalto, y por suerte ningún coche lo pisó.

Pasado aquello, y con la amenaza de lluvia sobre nosotros, llegamos a Bormio y optamos por recogernos, por lo que dejamos en el tintero varias subidas sin hacer por la zona como Bormio 2000, Passo di Foscagno o el glaciar de Forni.

Tras ducharnos y cenar, optamos por repetir la salida nocturna por Bormio para tomarnos unas cervezas, pero el ambiente en el pueblo esta algo decaído, pues habían pocos transeúntes y las terrazas estaban semivacías, así que tras el aperitivo decidimos irnos a dormir.





Tramo final del Gavia



Coronando el Gavia

¡¡El mítico Gavia a la buchaca!!


02-07-10. 3ª Etapa. Arabba-Caprile-Desfiladero de Sottoguda-Passo Fedaia (Marmolada)-Canazei-Passo Pordoi-Arabba

Hoy nos tocaba traslado desde Bormio hasta Arabba, por lo que había que madrugar para recoger pronto las cosas, cargar la furgoneta y dejar el apartamento libre.

Tras desayunar, partimos rumbo hacia Arabba. De camino hacia allí, la ruta tenía como obligado punto de paso el Stelvio, por lo que cuando llegamos a su cima, paramos un rato allí para ver de nuevo aquello, esta vez algo más tranquilos que cuando pasamos en bici, y aprovechamos para echarnos fotos, ver las tiendas de souvenirs, y alucinar con las impresionantes vistas que se ven desde aquí, sobre todo la última parte de la subida por la vertiente de Prato.

Tuvimos un ligero percance con un cristal de la furgoneta, pero afortunadamente pudimos hacer un apaño y la cosas no fue a mayores. Descendemos el Stelvio, deleitándonos una vez más con su dureza y espectacularidad, y de nuevo vemos millones de motos que lo transitan y millones de ciclistas que están subiendo. A alguno se le ve bastante comprometido a juzgar por la cara que llevan, y parece que se le está atravesando el puerto. En especial nos fijamos en un ciclista que había parado en una tornante tomando un respiro, y al cual Carlos lo bautizó como “el campéon de las salchichas”, xDDD, y a continuación nos pegamos una buena panzada a reir, xDDDD. Con esa frase queda todo dicho sobre el nivel de ese ciclista, xDD.

Tras salir de la zona montañosa, nos dirigimos hacia Bolzano, transitando por un enorme valle, siempre descendente, para posteriormente transitar unos kilómetros por una autopista de peaje.

A media mañana llegamos a Corvara, y me impresioné bastante con las espectaculares vistas de los macizos dolomíticos que rodean el entorno. Allí en Corvara había mucho ambiente ciclista y se notaba que en un par de días se iba a disputar la Maratona, porque había puestas ya muchas vallas delimitadoras de la zona de meta, pancartas publicitarias y había muchos ciclistas entrenando por allí.

Una vez ya en el alojamiento de Arabba, tras instalarnos, descargar las bicis, montarlas y comer algo rápidamente, Peri, Ferni y yo decidimos seguir adelante con el plan ciclista que había previsto, mientras Carlos, Fabio y Joaquín esa tarde no salieron.

La ruta que hicimos fue circular, saliendo en descenso desde Arabba hasta Caprile, y tras unos 20 kilómetros de descenso, al llegar cerca de Caprile, en un cruce, se gira a la derecha y comienza la subida al Passo Fedaia (más conocido como Marmolada). Ferni y yo paramos a echar unas fotos y Peri siguió por delante y ya no lo volvimos a ver hasta la cima. Al llegar a Sottoguda, cogimos la variante de la subida que lleva a través del impresionante desfiladero, y que antiguamente era la ruta original de subida.

Desfiladero de Sottoguda

Recta larguísima y durísima antes de las herraduras de la parte final de la Marmolada


Herraduras de la parte final de la Marmolada

Las vistas en el desfiladero eran de cine, por lo que estuvimos un rato allí echando fotos. Hasta Sottoguda, la pendiente del puerto no es muy dura, pero a partir del desfiladero la carretera se empina a base de bien. Tras pasar el desfiladero, la carretera retoma la subida principal y durante un par de kilómetros transita por un bosque. Lo más duro del puerto es la segunda mitad, sobretodo una zona de una recta de dos o tres kilómetros con un porcentaje torturador y que psicológicamente se hace dura porque ves que no te cunde. Tras terminar la recta llega una zona de tornantes donde se alcanzan los porcentajes más duros del puerto, entorno al 15-16%, e incluso algunas puntas del 18%. En la curva final estaba Peri esperándome, y al rato llegó Ferni, que había subido más despacio a su ritmo.

Tras las fotos de rigor en el cartel, nos fuimos rápidos de allí porque se estaba formando la habitual tormenta vespertina, y que durante buena parte de la subida nos iba amenazando con descargar sobre nosotros, pero afortunadamente, al coronar y cambiar de valle, la dejamos atrás. Al coronar el Fedaia, una llanura de unos 2 kilómetros y la carretera transita bordeando un embalse y a continuación se inicia el descenso propiamente dicho, que acaba en Canazei.


Durante la subida al Pordoi.
Impresionante la vista del macizo del grupo Sella al fondo


Vista del macizo del Sella coronando el Pordoi.
Los cables que se ven en la imagen son del telesférico que sube hasta arriba, a más de 3.000 mt. de altura


El descenso resultó muy bonito, bastante técnico y con la carretera que discurre entre un bosque que le da cierto encanto.

Pronto llegamos a Canazei para iniciar el ascenso al Pordoi.

El Pordoi lo tomamos con bastante calma y lo subimos los tres agrupados, echando fotos, charlando y disfrutando del paisaje.

La subida al Pordoi por esta vertiente no es muy dura, es bastante constante y discurre en su mayor parte por un frondoso bosque.

Ya en la cima, nos hicimos las fotos de rigor en el cartel y en el monumento en memoria a Fausto Coppi, nos abrigamos y nos tiramos para abajo. Ya estaba atardeciendo y hacía bastante fresco. Además, la carretera estaba húmeda por lo que había que bajar con precaución, pero aún así disfruté mucho del descenso por que es muy técnico y divertido debido a sus numerosas tornantes.

Tras la ruta ciclista, nos pusimos el bañador y nos fuimos a la piscina del hotel a darnos un relajante baño en la piscina de hidromasaje, y luego una sesión de sauna. ¡Vaya lujo! Así si que recupera uno bien tras un día de bici, je je.

Ya por la noche decidimos bajar al pueblo a cenar, y ya que estábamos en Italia, que mejor que hacerlo con un menú a base de pasta, pues aquí la hacen muy buena y variada.



El Pordoi, mítica cima donde el gran Fausto Coppi labró grandes gestas en el Giro de Italia.



03-07-10. 4ª Etapa. Cortina d´Ampezzo-Passo Tre Croci-Tre cime di Lavaredo-Cima Montebanche-Cortina d´Ampezzo

Grupeta dividida la de hoy. Mientra Peri, Ferni y yo manteníamos el plan inicial, Carlos, Joaquín y Fabio iban a hacer el mismo circuito que nosotros el día anterior, Marmolada y Pordoi, y Fabio además prolongaría la ruta con el circuito del Sella.

Hoy tocaba subir el Passo Tre Croci y las míticas Tre cime di Lavaredo. Esto implicaba hacer un pequeño traslado en furgoneta hasta la localidad de Cortina d´Ampezzo.
La etapa iba a ser corta pero intensa. La primera subida, el Passo Tre Croci, no es muy largo, ni tampoco muy duro. Las rampas más duras las tiene al principio, con desniveles del 12%, pero en general es un puerto que se mantiene muy constante.

El día se ha levantado muy bueno, con sol, buena temperatura y poco viento. Con respecto al paisaje, mantiene la misma tónica de estos días, bonito y espectacular.
Durante todos estos días hemos tenido que sufrir el intenso tráfico de motos, pero hoy hemos coincidido con un Audax de Vespas clásicas que tenía cierto encanto, pues a las viejas motos, había que unir la clásica indumentaria de época de los motoristas, con mono integral blanco, casco tipo orinal y gafas de aviador. Alguna Vespa se veía comprometida para subir los puertos e incluso alguna tuvo que ser remolcada para poder subir.



Cortina d´Ampezzo.
Una de las zonas mas "chic" de Italia en invierno debido a sus estaciones de esquí.


Inicio de la subida al Passo Tre Croci

Passo Tre Croci

En el Passo Tre Croci, parada a hacer fotos y a continuación nos dirigimos hacia Misurina, para en un cruce, girar siguiendo las indicaciones de Tre cime di Lavaredo.
Justo antes de iniciar la subida y llegar a un peaje, la carretera bordea un lago.

Lago antes de iniciar la subida a Tre Cime di Lavaredo, las cuales dominan el paisaje majestuosamente y se ven al fondo.

Tre cime di Lavaredo.
Desde aquí sólo se ven dos, la tercera está oculta.


La subida nos la tomamos de modo totalmente distinto a la anterior. Si el puerto anterior lo subimos tranquilos y en grupo, ahora nos tomamos la subida en plan competitivo. Desde el inicio Peri pone su ritmo, y aunque trato de seguirle, Peri lleva muy buenas piernas y lleva un ritmo exigente que no puede mantener y opto por soltarle de rueda. Ferni mientras tanto ya se había quedado y subió a su ritmo.
La subida es bastante dura, con tramos largos con porcentajes sostenidos del 15-18%, y todo ello en un escenario de alta montaña. Peri es el primero en llegar arriba, después yo, y a un cuarto de hora o así llegó Ferni.
Para volver a Cortina, tras descender las Tre Cime, optamos por hacer una ruta circular completando un circuito que pasaba otra subida, el Passo Montebanche, que para lo que habíamos hecho hasta ahora no es más que una simple tachuela. Esta es la típica subida en falso llano, con las zonas más empinadas al 5-6%, pero que se puede hacer a plato grande y en la que si alguien dice de meter ritmo, se puede hacer daño. Y así fue. Teníamos ganas de acabar rápido la etapa y Peri se puso en cabeza a meter ritmo. Yo le aguanté bien, pero Ferni que no iba para muchos trotes, aunque al principio aguantaba bien a rueda, acabó plantando un seto y cuando miré para atrás, me dí cuenta de que no venía a rueda, así que levantamos el pie para esperarlo. El descenso del Montebanche lo hice yo en cabeza marcando ritmo y tragando viento en contra a manta.
Pronto llegamos a Cortina, con el cielo amenazando tormenta, que hoy se presentaba algo más temprano de lo habitual, así que rápidamente desmontamos las bicis y las cargamos en la furgo y nos fuimos hacia Arabba.

Por la tarde en el hotel nos dedicamos a hacer vida social. Tras la comida, vimos la etapa del Tour que ganó Cancellara y luego nos bajamos a la piscina a meternos en el hidromasaje para recuperarse del esfuerzo del día, y luego sesión de sauna. Joaquín se encargó de darle emoción al momento, ya que cuando estábamos en la sauna, entró y virtió de golpe el cubo de agua sobre las piedras hirviendo, cosa que creó una nube de vapor de agua que nos dejó abrasados y creó una atmósfera irrespirable, por lo que tuvimos que salir de allí de inmediato, xDD.
Por la noche bajamos al pueblo a cenar y después nos fuimos a un garito para ver el partido de la selección española, que esta vez jugaba contra Paraguay. Intenso y emocionante partido el que pudimos ver. Tardaron en llegar los goles, pero cuando llegaron los celebramos intensamente, pegando botes, gritos, abrazos y alzando la bandera española, y claro, estando en Italia, eso a algunos tiffossi les escuece, como a un señor que al ver que éramos españoles, cogió su cerveza, se levantó de su sitio y se fue, soltando por la boca un "Porca miseria"
Celebramos la victoria de España dando cuenta de unas copas de helado y al rato llegaron los holandeses a tomar posesión del garito, por lo que optamos por recogernos e irnos a dormir, ya que al día siguiente corríamos la marcha y había que madrugar bastante.

Peri y yo en Tre Cime di Lavaredo.
Espectacular y dura subida sin duda alguna